Mi experiencia. Parte 2

 

Mi experiencia. Parte 2.

Apr 22, 2020

Con el contrato de alquiler ya firmado llegó la hora de instalarnos. Antes de llegar al país compramos el lote entero de pertenencias de un conocido que había pasado un par de años con el mismo programa de profesores y ya regresaba. El lote incluía coche y todo el mobiliario suficiente para amueblar un apartamento, menaje de cocina incluido. Dicho lote (salvo el coche) nos esperaba en un trastero que nuestro amigo había alquilado hasta que llegásemos y a por él que fuimos con la ayuda de otro matrimonio español. Para realizar la mudanza alquilamos un pequeño camión sin conductor en U-Haul, una empresa muy popular aquí con precios aceptables. Quiero señalar que, aunque no tengáis el permiso de conducir de camión, podéis conducir uno de estos porque está permitido por ley al ser de alquiler.

En cuestión de horas ya teníamos toda la casa amueblada. Tener casa significaba tener un domicilio en el que recibir correo, algo indispensable para los trámites que me esperaban. De la cuenta bancaria ya se había hecho cargo mi mujer la semana que estuvimos en el hotel, y la dirección que dio para recibir las tarjetas de débito fue la casa de una conocida. No hubo problema con eso. Las tarjetas llegaron y ya después cambiamos la dirección a la nuestra actual desde la página web del banco. Abrir una cuenta bancaria es muy fácil, no sé qué le pidieron concretamente a mi pareja en el Chase, pero por ejemplo, en el banco en el que trabajo (ya llegaré a eso) basta con un pasaporte y una dirección de correo.

Me faltaba una cosa más para los trámites que quería hacer: un número de teléfono estadounidense. Primero fui al Walmart en busca de una tarjeta de prepago; no me sirvió, el problema estaba en mi móvil. La mayoría de vosotros vendréis con un teléfono móvil incompatible con las tarjetas sim de aquí. Antes de adquirir una aseguraos en la web de la compañía proveedora de que vuestro teléfono es compatible. Basta con vuestro IMEI para saber si lo es. Yo pasé esto por alto y suerte tuve de que me devolvieron el dinero. Después de esto me fui a T-Mobile y aproveché una buena oferta: si pagaba dos meses de golpe el plan ilimitado (50 dólares) me regalaban un terminal móvil. Así pues, a cambio de 100 dólares salía del local con teléfono nuevo y línea móvil para dos meses. Sin embargo T-Mobile se terminó convirtiendo en una pesadilla para mí, una compañía infernal que no le recomiendo a nadie.

Ya con mi número de teléfono y un domicilio fijo preparé la solicitud de trabajo y la envié. Comenzaba así una inquieta espera que me tuvo en vilo durante tres meses. Fue frustrante ver cómo otros que habían solicitado el permiso después de mí, hasta mes y medio después, lo recibían antes. Frustrante porque era un síntoma de que algo no iba bien, y a mí me comían las dudas. Todo quedó en que al USCIS no le había parecido suficiente las pruebas aportadas y me pidió un par más.

En el tiempo que duró la espera medité participar en algunos voluntariados; al final sólo participé en uno muy breve y bien recompensado. Se trataba de ayudar en el Chicago Open House, que suele tener lugar cada año a finales de octubre y por el que se abren cientos de edificios emblemáticos de Chicago y alrededores. La recompensa consistía en un pase VIP para todos los edificios, es decir, no hacer cola, además de un par de tours guiados por la ciudad.

Es mucho el tiempo del que dispone uno cuando no puede trabajar y por tanto es una buena excusa para ocuparlo en algo productivo que lo prepare para los meses venideros. Son muchas las opciones que tenéis: empezar algún curso en un college, pues si venís con el programa de profesores visitantes llegáis poco antes del inicio de las clases, estudiar por vuestra cuenta lo que sea conveniente para vuestro perfil profesional, o estudiar inglés ya sea practicándolo en Meetups, voluntariados, cursos de pago, o acudiendo a algún centro público que los imparta de forma gratuita. Esto último es muy interesante y es muy probable que lo encontréis en la biblioteca pública de vuestro pueblo/villa/distrito. En los Estados Unidos las bibliotecas públicas son centros con muchísima actividad muy útil, y al menos aquí en Illinois la mayoría ofrece cursos de inglés. Yo aproveché uno llamado “Orientación para la vida profesional”, no estaba enfocado en el idioma porque los tests que hice previos a la inscripción dijeron que tenía un nivel superior a lo que se impartía (algo que me sorprendió), y por tanto debía elegir algo distinto. El curso me salvó de pasar tres meses en casa sin hablar inglés, algo por lo que le estoy muy agradecido.

Fueron pasando las semanas y el segundo día de noviembre, creo que a los tres meses exactos, me llegó el permiso de trabajo. Lo siguiente era redactar un currículum y buscar empleo. Pero eso ya lo contaré en otro post.


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